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¿La libertad de expresión debe de ser limitada?


Como parte de los cambios que iré implementando poco a poco en el bLogdemiguE están que éste aunque mantendrá su esencia se verá enriquecido con post más regulares y de más amplia temática

Explico.  

Antes -aunque lo sigue haciendo- el bLog fungía como un blog sobre religiones desde un punto de vista neutral y tolerante... ahora la definición del mismo sería más bien: el blog de un estudiante y apasionado por las religiones, su entorno, su historia así como la crítica a fanatismos y radicalismos  y, al mismo tiempo, un espacio de expresión más amplio para mí como futuro Lic. en Ciencias Religiosas desde una óptica filosófica, antropológica y religiosa.

Dentro de estos cambios está la colaboración -retomar- semanal con el blog Filosofía en la Red así como un rediseño tanto del blog como de mi sitio personal. A su vez, compartir en este espacio de la web (el blog) mis trabajos tanto en otros sitios como los exclusivos para el bLog de miguE.

Espero le agrade querido lector esta nueva etapa. Inicio compartiendo mi última columna en Filosofía en la Red del martes seis de septiembre del dos mil dieciséis. 

Mi primera columna en éste blog fue precisamente sobre la libertad de expresión. En esa ocasión el discurso se centró en los atentados hacia la revista sátirica Charlie Hebdo -el siete de enero del dos mil quince- y la consecuente solidarización del mundo hacia con ellos en pro de la libertad de expresión. 

Con el paso de los días el hashtag #JeSiuisCharlie [#TodosSomosCharlie] se volvió la bandera de apoyo a las víctimas -de los atentados- pero, sobretodo, se convirtió en un grito mundial en pro de los derechos democráticos frente a grupos o ideologías fundamentalistas. 

Éstos últimos días Charlie Hebdo ha vuelto a ser atención mundial. ¿El motivo?: la publicación de una viñeta que se mofó de las víctimas del sismo del veinticuatro de agosto [dos mil dieciséis] de seis puntos dos grados de magnitud en Italia que dejó, entre otras muchas cosas, más de trescientos muertos. 

¿Seguimos siendo todos Charlie Hebdo?

La reacción en cadena que provocó el semanario francés no se hizo esperar. El mundo se cuestiona sobre qué tan políticamente correcto fue hacer dicha mofa, si la libertad debe de tener un límite... y si al ponerlo se caería en la tentación de censurar. 

Quise hacer esta introducción -quizá fuera de contexto pero al mismo tiempo parte de- para dar pauta a un caso que sucedió en mi país, México, en donde se nos dice que tenemos libertad de expresión. 

En días recientes [el veintiocho de agosto, dos mil dieciséis] falleció un artista, cantante, autor y, sin duda, un representante de la música mexicana: Alberto Aguilera Valadez, mejor conocido como Juan Gabriel. En mi blog hablé sobre él y sobre la doble moral que la sociedad mexicana ha encarnado: 

¿Por qué? Porque un país que marcha en contra de los derechos de los homosexuales se rinde en homenajes y honores, incluso en el Palacio de las Bellas Artes, a un cantautor abiertamente homosexual. Y en televisión nacional. 

Y este país que vive con la muerte de Juan Gabriel una etapa bipolar con respecto a miembros de la comunidad LGBT defiende a capa y espada a su Divo muerto. Tan es así que luego de una publicación de Nicolás Alvarado, quien fuese director por ocho meses de TV UNAM [canal de televisión pública de la máxima Casa de Estudios del país], éste tuviera que renunciar a su cargo. 

¿La causa?: haber ofendido a Juanga, como le decíamos de cariño. 

En la polémica columna, que a mi gusto personal fue malinterpretada, el autor calificó al difunto artista como un letrista torpe con una vestimenta que le irrita no por jota sino por naca.

Según Felipe López, ex director de Radio Unam, las lamentables declaraciones -así dijo- no son un tema de libertad de expresión [...] pero viniendo de un director de una televisora pública que pertenece a la máxima casa de estudios del país [...] para algunos sectores las palabras serán discriminatorias por el tono de naco o jotas [...] porque están en contra de los principios objetivos [...] que tienen que estar basados en la tolerancia, respeto y defensa de los derechos humanos. 

Y la pregunta del millón... ¿ser funcionario público, ó al serlo, te quita el derecho de expresar tu opinión personal? Creo que no. 

Todos tenemos el derecho de expresarnos libremente. Y aunque el artículo diecinueve de la Declaración de los Derechos Humanos expresa que al ejercerla [la Libertad de Expresión] no debemos de violar los derechos o reputación de los otros ésta no se debe de censurar ni restringir. 

¿Costarte tu trabajo? La respuesta, amable lector, para mí es que tampoco. Aunque tengas un cargo, cuál sea que éste fuere, no renunciamos a nuestra identidad y firma personal. Podemos -y debemos- expresarnos como nosotros y, cuando firmemos o declaremos en nuestro cargo, evidentemente, limitaremos nuestro hablar a las políticas de la institución a la que pertenecemos. 

Nicolás Alvarado publicó como Nicolás Alvarado no como director de TV UNAM. Y así como criticamos a los fundamentalistas islámicos de no tolerar burlas hacia Alá y su profeta defendiendo a Charlie Hebdo debemos aceptar que aunque raye en lo indecente la burla al sismo de Italia, a un ídolo como Juanga o a una tragedia como el accidente de Malaysia Airlines... la libertad no debe de ser acotada porque aunque es una línea muy delgada se tiene el riesgo de censurar, y por tanto, en caer en totalitarismos. 

Y eso sí sería una verdadera desgracia. 



La imagen del artículo es original del Periódico Tiempo

2 comentarios

  1. Hombre, decir que en un país donde hicieron desaparecer a 43 estudiantes en una manifestación hay libertad de expresión, me parece mucho decir.
    La libertad de expresión es ese derecho que todo el mundo defiende cuando es la suya la que está en riesgo de ser censurada, pero que luego, casi todo el mundo apoya el que se censuren las opiniones que no les resultan agradables y ahí empiezan las justificaciones para las limitaciones: por ofensivas, por exaltación de ideas peligrosas (leáse contrarias-a-las-mías)...
    Ahora bien, un cargo público, una persona que es conocida por ostentar un puesto de responsabilidad, tiene que ser consecuente con su responsabilidad, y si sus palabras son, o pueden ser interpretadas, en el sentido de fomentar el odio a las personas con determinadas características por su "raza", opción sexual, etnia, religión, etc., debe entender que la libertad de expresión le ampara para poder expresar lo que piensa sin tener consecuencias penales o de su integridad física, pero en ningún caso le valida para que guste lo que dice o para que aquello que dice no tenga consecuencias en otros ámbitos de su vida pública.
    Si un cargo público, sobre todo en una institución que dice defender valores democráticos y sociales, en unas declaraciones públicas, hace manifestaciones que puedan ser interpretadas como homofóbicas, a lo mejor está demostrando que no es la persona más indicada para ese cargo, puesto que no se puede defender lo que no se tiene.

    Un saludo,

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    Respuestas
    1. Comparto lo que dices sobre alguien con un cargo público, pero ¿lo es 24x7? Creo que aquí como él mismo dice, el texto fue no en el mejor momento publicado (http://www.quien.com/espectaculos/2016/09/06/nicolas-alvarado-responde-a-criticas-por-comentrios-sobre-juan-gabriel) pero respetable de acuerdo a la Libertad.

      Una Institución, como una Universidad, debe abogar por la libertad plena siempre que ésta no genere violencia... debemos de comprender que la libertad de expresión es esa y no solo defenderla cuando lo que se dice nos conviene.

      Saludos!

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