¿Por qué hay sacerdotes pederastas?
Esta misma pregunta fue formulada dentro de la conferencia
norteamericana de obispos y para resolverla optaron solicitar al John Jay College of Criminal Justice de la
Universidad de New York un estudio. Los investigadores recabaron datos de
denuncias contra miembros del clero desde 1950 al dos mil diez.
Lo curioso fue como este estudio, sus resultados, aunque
oficializados por los obispos fue tomado como la respuesta oficial de la conferencia por parte de amarillistas que
no supieron distinguir que las conclusiones fueron formuladas por los analistas
y no era ni pretendieron ser nunca la postura oficial de la conferencia
episcopal.
Causas y Contexto delAbuso Sexual de Menores por sacerdotes Católicos, 1950-2010 fue el nombre
que se le asignó al reporte publicado en inglés el 18 de mayo pasado [2011] en la
capital norteamericana.
El resultado del análisis –que aborda únicamente los casos
presentados en el territorio gringo–
determinó que no hubo una causa
única, ni patrones de comportamiento previo al abuso sexual que pudiese
haberlo predecirlo. El reporte añadió que más que una distorsión mental por
parte de los sa cerdotes, digo,
sacerdotes, fueron los factores situacionales así como las oportunidades de
cometerlo los que jugaron un papel importante tanto en el inicio como, cuando
se aplicó, en la continuación de las violaciones a menores.
La investigadora Keren
Terry, quien es la autora del reporte publicado, expresó que la mayoría de
los casos habían ocurrido hace décadas, cerca de las décadas de los 60 y 70;
con esto afirma su hipótesis de que la conducta desviada en la sociedad en esos
momentos influyó en los presbíteros sexo-abusadores.
La misma doctora en investigación afirma que
las influencias sociales potencializaron la vulnerabilidad sacerdotal
individual en la cual la preparación para la vida célibe era inadecuada para
adaptarse a esos tiempos.
Señalado como relevante fue la conclusión de Karen quien
asegura que ni el celibato ni la homosexualidad fueron causas determinantes
para los abusos sexuales ya que los resultados psicológicos y psicosexuales
realizados a los criminales no denotaron dichas causales además el colegio de
criminalística neoyorkino augura que ningún filtro o perfil psicológico aplicado
en los seminarios logra distinguir a aspirantes al sacerdocio como potenciales
abusadores.
Algo que probablemente no agradó a los prelados americanos
fue el hecho de que el mismo reporte acusa que las respuestas brindadas por las conferencias episcopales a mediados de
los ochenta fueron orientadas únicamente en brindar ayuda al abusador sexual
pasando de largo a la víctima; en los 90 mejoró un poco la situación aunque el
apoyo a los abusados por parte de las diócesis no fue, en aquel tiempo, ni
consistente y mucho menos rigurosa con los criminales
La misma investigadora señala que en el dos mil dos los
problemas sexuales se fueron disipando aunados al hecho de que en dicho año la
comisión episcopal promovió el Estatuto
para la Protección de Niños y Jóvenes guiando a una mejor respuesta
diocesana en caso de abuso sexual de menores.
Los obispos se mostraron felices con los resultados pues
pese a no determinar una causa específica sí se nota una mejoría gracias a lo que
ya están haciendo, aseguró Cupich, uno de ellos. Lo preocupante para el mismo
prelado es que se encuentran incapacitados para predecir dichos actos pero
confiados en la postura de cero tolerancia que asegura adoptó la iglesia
católica últimamente esperan que un abusador se la piense dos veces antes de
aprovechar su investidura como arma sexual.
Esta postura, la de cero tolerancia, se suma a lo que no
hace más de un mes [mayo, 2011] solicitó el Vaticano a todas sus diócesis:
presentar un reporte que muestre entre otras cosas los procesos que realiza el
arzobispo, en compañía de sus obispos auxiliares, en caso de presentarse una
denuncia de abuso; dichos lineamientos serán analizados posteriormente en Roma
para determinar si son los adecuados o no.
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