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Whatsapp es peligroso: la reflexión semanal (presentación del proyecto).



Quiero presentarles un nuevo proyecto; lo que va de año se ha caracterizado por cambios en el blog (nuevas secciones), cambios académicos (estudio derecho) y responsabilidades (soy administrador del blog Filosofía en la red); todos y cada uno de ellos espero sea para bien, y logren buen puerto. 


Tengo una afición -necesidad- por escribir, se me dan las palabras pero al mismo tiempo un defecto me acompaña: soy muy perfeccionista por lo que, cada nueva entrada en el blog o en Filosofía en la Red pasa por un proceso meticuloso de purgado haciendo que "suba" poco contenido porque no todo pasa satisfactoriamente las "pruebas de calidad" que yo mismo me impongo. 

Pero luego regresa esa regla no escrita de los blogs que te dice "debes de postear" seguido... y aquí nace lo que lees.

El año pasado intenté hacer un newsletter que, aunque tuvo algunas ediciones, no cumplió cómo esperaba. El formato me agradó pero el contenido no tanto; las noticias sobre religiones, mi "especialidad", son interesantes pero no impactan tanto en el público en general además el hacer una curación de contenido semanal no es algo al que pueda dedicarle el tiempo que quisiera.

Por eso ahora regreso, recargado, a mis escritos semanales pero desde otra perspectiva: reflexiones, con tono más personal y no tan serio (como en mi blog) y por ende más espontáneas, más casuales

La idea es así: semanalmente (los domingos principalmente) enviaré vía correo un "newsletter" y los lunes el mismo contenido se subirá al blog, reflexiones del día a día, opiniones, críticas o algún comentario a artículos que leí y que considero interesantes pero en plano de "réplica" del mismo, es decir, no una "curación" (selección) de enlaces sino opinión o comentario a uno o algunos de ellos.

El plan, si funciona, es ir haciendo más "exclusivo" el newsletter en la medida que éste gane suscriptores en una especie de cajón desastre con algo de ilación con el fin de lograr una comunicación "personal" con usted, amable lector.

Ya con esta introducción, entremos "de lleno" en este aventura literaria.

Whatsapp y los peligro de sus estados... 

Sí, el título suena medio geek pero no tiene mucho que ver con algoritmos o temáticas informáticas, al menos no en términos técnicos. Para bien o para mal, Whatsapp se ha vuelto sinónimo de comunicación vía mensaje o incluso voz. Es, como dicen, un mal necesario

Dentro de los peligros de la actualización que vivió el pasado 24 de febrero son: 1) pérdida de privacidad, 2) malware, 3) problemas con amigos/familiares/jefes, 4) riesgo con los menores de edad y, 5) acoso o chantaje. 

Nos enfocaremos a los que nos ayudan a reflexionar. 

Como decía, la aplicación -que pertenece a Facebook- es una de las formas más habituales de comunicarse con otros. Incluso, pese a no ser segura, se emplea en los trabajos para comunicación jefe/contigo o por medio de grupos de compañeros de trabajo. 

Tu número móvil hace mucho que dejo de ser privado u opcional de dar. Desde los servicios de correo electrónicos hasta los bancos te piden tu número para accesar a sus aplicaciones móviles. Facebook tiene tu teléfono, ya sea obtenido mediante Whatsapp o por vinculación con la app instalada en tu móvil de la red social o del Messenger, y tu imagen de perfil hace tiempo que todos tus contactos la ven. 

Ya habíamos aprendido a convivir con ello. Y aunque por medio de las opciones de privacidad se podía decidir si tus contactos podían ver o no tu imagen... muy pocos hacían uso de ello y ya sea el meme de moda o una imagen graciosa era vista tanto por tu tía que le entró a "eso del Whazap" como por tu jefe o el contacto que agregaste y que ya no recuerdas por qué. 

No obstante a ello la empresa del señor Zuckermberg vio como buena idea trasladar el concepto millenial de comunicación (de los mensajes efímeros y bobos) a una aplicación que, le gustara o no al dueño de Facebook, ha madurado hasta convertirse en un cierto tipo de sms universal. Y por ende, es usada por gente desde los 8 hasta los 70 o más años y para todo tipo de comunicación, formal o informal.

¿Y qué pasa cuando juntas la opción de babosear con subirlo a una app que la usa tu ex, tu novia, tu jefe, tus tíos, tu abuelo y hasta tu némesis? Creo que la pregunta es obvia.

Aunque existen configuraciones de privacidad, siendo sinceros, muy pocos las sabrán usar y casi nadie le moverá potencializando que lo que subas lo vea, literalmente, cualquiera que tenga tu numero de teléfono.

¿Que tal que avisas que estás enfermo al trabajo y horas después subes una foto en la playa, o crudo? Tu jefe entra casual al Whatsapp y te descubre... ya no es tan divertido, ¿no? Tu estado en Whatsapp te habrá dado problemas.

Independientemente de si es ético o no mentir en tu trabajo acá entra a la ecuación la privacidad, el derecho a ella y la cada vez más omnipresente Web que, con ciertas restricciones, puedes fácilmente configurar para determinar tu presencia en ella. 

Es decir, una cosa es decidir a quién aceptas o no a Facebook (seleccionando al subir un contenido quién lo ve) aunque podría traerte consecuencias sociales (reclamos, sobretodo) y otra, muy diferente, es cuidar qué subes, supuestamente efímeramente y quizá bajo los efectos de vaya a usted saber qué cosa (los estados en Whatsapp duran 24 horas) sin prever las consecuencias a ello porque ahora tu app para sms es una mezcla súper rara y homogénea de red social, en donde no puedes decidir con facilidad a quién sí o no aceptar. 

Tenemos derecho a la privacidad. Y que, aunque tu número sea público, lo que subas por medio de el, y de la app con la que mandas "sms inteligentes" debe de seguir siéndolo. Ya, si quieres compartir algo, puedes irte a una "red social" como tal: Facebook, Instagram con sus Stories, Snapchat (quién inventó el concepto de mensajes autodestruíbles) o Twitter. 

Así que ahora más que nunca ojo a lo que subes... y, más importante aún, precaución por medio de cuál app lo subes

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Imagen | Dacian Dorca

2 comentarios

  1. Esto ya es un mugrero... la privacidad ya no existe... estamos expuestos a miles de cosas desde el momento en el que estamos en la red... te imaginas la cantidad de cosas que ya existen en esa nube... ufff.... y lo peor es que NADA es imborrable... todo se puede volver a recuperar... SIEMPRE
    saludos

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    Respuestas
    1. Sin duda Susy, hemos perdido la "privacidad" (¿aunque, la tuvimos algún día?)... pero sí creo que debe de poder haber diferenciaciones con respecto a "red social" y servicios de mensajería, al menos, por lo que implica que "cualquiera", literal", sepa lo que haces.

      Saludos :)

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