Es muy fácil criticar (#reflexión)
Mira con detenimiento la foto que encabeza este artículo: ¿Qué te provoca?, ¿Qué te hace pensar?. Siempre nos es muy fácil criticar a nuestro gobierno, a la Iglesia Católica y sus pederastas, a las calles llenas de baches pero ¿dónde dejamos lo más importante?: la vida humana.
Y no es que esté mal quejarnos de nuestro entorno, yo lo hago y es bueno alzar la voz y decir con patadas de ahogado: ¡hey acá estoy, no sean injustos! pero ante escenas -como en la imagen- creo que nuestras quejas se quedan cortas, Hay seres humanos en otros sitios del mundo que tienen más para quejarse y en lugar de eso luchan por una bolsa de leche. ¿Es África? pensará más de alguno pero me apena decirles que no: es Afganistán.
Por un momento tenemos que detenernos a cavilar un poco y aterrizar en conclusiones: ¿sirve de algo la lucha eterna ateos vs creyentes con el fin de demostrar la existencia o inexistencia de Dios?, ¿sirven de algo que las diferentes denominaciones religiones [católicos, cristianos, musulmanes] manden a un sin fin de misioneros a predicar su verdad? Y es que ¿cómo decirles a esas personas que existe –¿o no?- un dios que les ama y que los creó?. Más de alguno de ellos podrá quejarse y preguntar por qué o para qué me hizo: ¿para sufrir hambre?, ¿para medio y mal vivir?. ¿Qué argumento puede utilizar un creyente-misionero para justificar tal ¿injusticia?.
Y no es que me queje de Dios o que le esté culpando de las cosas que pasan en el orbe pero si soy objetivo y me pongo en el lugar de los afganos creo que dudaría mucho de su existencia y mucho más de ése amor sin límites que en los libros sagrados (Torah, Biblia, Corán) se nos dice que nos tiene la deidad creadora. Pero este artículo no es para agredir ni para poner en tela de juicio la existencia o inexistencia de una deidad sino para que nosotros –los humanos y los seres visibles del universo- nos cuestionemos qué es lo que estamos haciendo para que nuestros semejantes no sufran ni la pasen mal.
A Jesús de Nazaret –fundador del cristianismo– se le atribuyen unas sabias palabras plasmadas en el Evangelio de San Juan capítulo trece, versículo treinta y cuatro: “Mandamiento nuevo os doy: que os améis; según os he amado, que también vosotros os améis." [Traducción tomada de la Sagrada Biblia, Versión Septuaginta, traducida por G. Jünneman]. Fuera de apasionamientos doctrinales y de verdades de fe, analicemos la frase en cursiva que os améis. ¿Tan difícil es?
Y es que lejos de un credo en particular si todos como especie nos amáramos, respetáramos y sobre todo entre nosotros hiciéramos una justa distribución de bienes la vida sería otra. Y es que es ése el origen de la pobreza universal: la injusta distribución; los que tienen se quedan con eso y buscan más y los que no tenemos nos tenemos que conformar con lo que los poderosos nos quieran dar.
Si tomamos la alegoría [definición de alegoría según la RAE: ficción en virtud de la cual algo representa o significa otra cosa diferente] del Génesis sobre Adán y Eva podemos ver en el texto hebreo la justificación a lo que les comento en el párrafo anterior: el dios creador de Adán y Eva manda a sus creaturas a que administren los bienes que les ha entregado: el mundo.
Vemos así cómo el pueblo judío siglos antes de que el planeta se considerara civilizado [el Bereshit, nombre hebreo del Génesis Cristiano, toma su forma actual en el 400 AC u AE] entendía el hecho de que si se administran los bienes nunca habriá desigualdad ni pobreza. Este es parte del mensaje moral que nos quieren dar los primeros doce capítulos del primer libro de la Biblia Cristiana o del Talmud hebreo a toda la humanidad.
Analicemos pues lo que estamos haciendo y qué tanto distribuimos lo que tenemos. Cuestionemos nuestro interior y profundicemos si nosotros contribuimos a que la desigualdad que sufre el planeta, por culpa de la raza humana, siga floreciendo. Este artículo no pretende motivarte a nada que no sea a desprenderte de tus cosas, seas de la religión que seas o no practiques alguna, y que contribuyas TÚ a que aunque sea un poco la pobreza vaya desapareciendo. Recordemos que Roma no se hizo en un día y que para que se construyeran las pirámides de Egipto se necesitaron millones de personas que trabajaran en su construcción.
Si tomo partes del Evangelio o del Antiguo Testamento [Tanak para los judíos] es sólo para hacer referencia que los seres humanos, nuestros antepasados, se cuestionaron sobre lo mismo y plantearon soluciones que tristemente en este siglo veintiuno y supuestamente globalizado y civilizado, no llevamos a cabo.
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