Justificando lo injustificable.
Una edición de principios de mes (agosto, 2010) de la revista Time desató la polémica mundial al colocar en su portada a una afgana de nombre Bibi Aisha mutilada, a manos de su marido y cuñado, de la nariz y orejas por haber escapado de su casa cansada de los maltratos a los que era sometida.
Quizá como denuncia social está bien pero, siempre hay un pero, en este caso la foto es acompañada con un título algo soberbio y estúpido: “Lo que pasará si salimos (refiriéndose a las tropas americanas) de Afganistán /What happens if we leave Afghanistan”.
Por años el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica se ha sentido el salvador del mundo y con el deber de liberar de la opresión a los diferentes pueblos (sobre todo los del mundo islámico) a precio de sangre, guerra y de dominio de su parte hacia los pueblos liberados.
¿Realmente buscan liberar o su objetivo es vengarse de todo musulmán por lo hecho, sólo por algunos fieles, fanáticos, a sus amadas torres?
Conozcamos un poco de la historia de la famosa afgana de dieciocho años: a los doce fue entregada junto con su hermana menor a un soldado talibán para saldar una deuda de sangre de su tío. La chica cansada de vivir en un establo y de ser usada como esclava además de ser azotada frecuentemente huyó. Su esposo, gracias a los vecinos, la encontró sometiéndola a juicio. El fallo, a favor del esposo, fue cortarle a su esposa las orejas y la nariz ya que al haber sido avergonzado por abandono es como si éste perdiera su nariz y así, como vil ley del talión, la causante tuvo que ser sometida a un castigo similar aunque éste fue aplicado de manera literal.
"Nuestra imagen de la portada de esta semana es poderosa, sorprendente e inquietante", así inician el artículo de portada los editores de Time que a lo largo del reportaje argumentan lo que las tropas de su país pueden, supuestamente, evitar estando en Afganistán pero hay un punto importante: ¿por qué no muestran los bombardeos americanos en tierras islámicas? ó ¿por qué omiten las fotos de los civiles, inocentes, muertos a consecuencia de su actos heroicos? Sin duda tratan de justificar la invasión americana mostrando sólo la cara bella de lo que pueden, según ellos, hacer los soldados por afganos inocentes.
Pero Kavita Ramdas, presidenta del Fondo Mundial para las Mujeres, no está de acuerdo del todo: “No puedo digerir esta débil explicación para justificar más guerra, más ocupación y militarización”, además expresó el hecho de que “los problemas de Aisha empezaron en 2003, cuando los soldados estadounidenses ya estaban en Afganistán”, comprobando así que la presencia militar no tuvo ningún impacto socio-cultural para evitar la mutilación de la joven.
Para rematar este fin de semana (21 y 22 de agosto, 2010) hubo fuertes protestas en la zona cero de NY por el hecho de que quieren construir un mezquita –templo árabe– muy cerca de donde estaban las torres gemelas. La revista Time publica esta semana en su portada ¿Es Estados Unidos islamofóbico? Yo respondo por ellos: sí, al menos su gobierno.
Y es que desde los atentados del once de septiembre (del 2001) los norteamericanos –su gobierno, en ese momento encabezado por Bush hijo– se dedicó y ahora Obama se ha dedicado, a decirle al orbe entero que los musulmanes, todos, son malos, son terroristas y quieren acabar con el planeta.
Por mi carrera he convivido con árabes y puedo decirle con mucho orgullo –y algo de acidez– que he salido con vida, que he sido tratado bien y que he aprendido de ellos el amor hacia la vida y respeto hacia la mujer.
¿Entonces el mundo islámico que nos presentan dónde queda?
Como en todas las religiones hay quienes se toman las cosas de manera literal, apasionada y fanáticamente. Ellos son los fundamentalistas. En el Congreso Teológico que asistí la semana pasada (del 17 al 20 de agosto, 2010) uno de los expositores dijo que el fanatismo religioso se da por miedo del fiel ya que el fanático tiene una fe muy débil y cree que puede ser presa fácil de otras doctrinas opuestas a la suya es por eso que se apega con un celo, nada bueno, a las posturas de su religión y las defiende con apasionamiento enfermizo además de que toma de sus libros sagrados las cosas literalmente.
Si bien es cierto que mutilaciones como las que vivió Aisha son injustas creo que agarrar ésa vivencia como banderín justificante de un guerra es peor. Los norteamericanos se tienen que preocupar primero por ellos mismos y dejar estas cosas –el mundo islámico– de manos de la ONU y las ONG´s que sí velan por los derechos de los civiles y no sólo los utilizan para justificar cosas sin justificación. O al menos, eso pienso yo, apreciable lector.
“Abogar por la vida con muerte no es lícito ni mucho menos buscar la paz asesinando civiles inocentes”.
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