Benedicto XVI después de ser papa [reflexión].
Aunque la Iglesia Católica ha experimentado
previamente la renuncia de papas nunca en la historia se había presentado,
dentro de un contexto similar, un abandono –previamente anunciado– del primado
de Pedro como con Benedicto XVI.
Cuando Joseph Ratzinger anunció su deseo de dejar el cargo de papa muchas personas –católicas y no– se cuestionaron incluso si era válido el gesto; curioso que interrogada la decisión proviniendo –la acción– de uno de los teólogos más brillantes del siglo veinte.
Sin duda el papado ha dejado de ser –aunque nunca lo fue– vitalicio. La etapa que la única iglesia fundada por Jesús –ésa es la versión oficial que el Vaticano da– vive y vivirá, desde el dos mil trece será un periodo sumamente intenso e interesante: único.
El veintiséis de febrero –dos días antes de que se declara Sede Vacante en el Trono de Pedro– el clérigo Federico Lombardi, S.I. encargado de prensa de la Santa Sede, anunció –finalmente– cómo sería llamado el papa renunciante una vez hecha efectiva su renuncia.
Papa o pontífice emérito, Su Santidad. Benedicto XVI, aclaró Lombardi, será un título –nombre– perpetuo y por ende aunque su nombre de pila nunca fue algo desconocido y mucho menos descontinuado al ser electo seguirá siendo válido y permitido.
Ante lo anterior surge en mí, amable lector, una disyuntiva un poco peculiar. Técnicamente en Roma cohabitarán dos papas: uno emérito –Ratzinger– y el electo tras el cónclave convocado –el primero de marzo, 2013– tras la renuncia.
La teoría nos marca que el sucesor del pastor alemán será válido pues la renuncia de Benedicto XVI fue libre y anunciada públicamente, aspectos que marca la Constitución vaticana –Código de Derecho Canónico– en sus artículos acerca del Sumo Pontífice y su opción ha dejar el cargo.
Pero la historia recuerda que una vez, hace muchos años –1294–, hubo una situación un poco particular con Celestino V quien luego de renunciar y retirarse a la oración –tal cual Benedicto XVI– el pueblo lo siguió considerando como su papa ignorando a su sucesor.
Las teorías conspiratorias dicen que el sucesor del papa Celestino lo encerró y que lo mandó ejecutar temiendo que al seguir siendo considerado vigente el papa renunciante se ocasionará –si se dejaba pasar más tiempo– un cisma.
Dentro de la normativa vaticana se establece que un Obispo Emérito -o en éste caso Pontífice Emérito- gane aproximadamente la cantidad de dos mil quinientos euros al mes -aproximadamente 41, 482 pesos mexicanos/ tres mil doscientos cuarenta y seis dólares amerianos-.
El anillo del pescador junto al sello del pontificado, aclaró el portavoz de la Sede Papal, fueron eliminados una vez iniciada la Sede Vacante a manos del Camarlengo.
De la misma manera, una vez convertido Joseph Ratzinger en papa emérito, inició a utilizar únicamente un telar blanco, sencillo. Es decir: sin la tradicional capa que portan los papas que descansa a sus hombros.
Similarmente, la seguridad del ex Sumo Pontífice quedaró asignada a la Gendarmería Vaticana ya que la Guardia Suiza, el ejército del papa, dejó de serle fiel –por usar términos coloquiales– al momento de hacerse vigente la renuncia.
El pontífice emérito Benedicto XVI dejó, al momento de renunciar al cargo, de utilizar calzado rojo ya que dicho zapato es el tradicional del papado desde hace dos siglos; en su lugar, porta un par manufacturado artesanalmente en León, Guanajuato [México].
Pese a que oficialmente la Sede estuvo vacante desde las veinte horas del veintiocho de febrero [de dos mil trece] –hora de Roma– el Cardenal Decano emitió su comunicado de convocación al Cónclave el primero de marzo de dos mil trece.
Así pues, la iglesia católica por primera vez en su historia tendrá un papa emérito.
sede vacante, papa renuncia, joseph ratzinger, pope, conclave, cónclave, papa emérito
Con la información y fotografía de Servicio Informativo Vaticano [VIS].
0 comentarios