El Ecce Mono mexicano.
En agosto de dos mil doce [el siete inició el fenómeno] nació en la web un meme -suceso viral- muy particular: un intento de restauración de una pintura de Elías García Martínez ubicada en el Santuario de Misericordia en Zaragoza, España en manos de una aficionada a la pintura que la desgració.
En su momento hablé sobre esto y, aunque parecía que lentamente el hecho pasaría a la historia, una parroquia mexicana se encargó, sin proponérselo, de hacerse con su propia versión solo que, en lugar de un óleo de Cristo es una escultura de la Virgen de Guadalupe.
La historia no deja de ser célebre:
Durante los primeros meses del dos mil doce el párroco de la Capiilla Real de Naturales, en el municipio de san Pedro Cholula [Puebla, México], autorizó que una figura que data del siglo XVIII fuese retocada debido porque sufría de ligeros deterioros.
Cuando la figura fue presentada a la comunidad -luego del retoque- los feligreses notaron que el tamaño de la imagen se había reducido, sus facciones y manos eran diferentes además los aretes y el anillo de oro que portaba originalmente la escultura habían desaparecido.
La inmediata reacción de la comunidad fue suponer que la escultura -original- hubiera sido víctima de un hurto siendo entonces sustituida por la que tenían enfrente y estrenando así una nueva modalidad en el robo de arte sacro; para descartarlo decidieron consultar al INAH [Instituto Nacional de Antropología e Historia] para que éste realizara un peritaje.
El análisis primeramente desechó la teoría de que la obra analizada fuera una mala copia. La escultura es la original aunque sobre ella se hicieron retoques sin ninguna técnica especializada, sentenció la especialista, descartando además la posibilidad de restaurarla.
No hay forma de reparar el daño; el efecto del movimiento y volumen que tenía originalmente la obra desapareció por completo quedando un efecto poco natural y abultado.
Algo que resultó novedoso fue el hecho de que la escultura ya había sido repintada aproximadamente en mil ochocientos noventa y seis; cuando lo hicieron modificaron un poco la vestimenta y el color de la Virgen cambiando del moreno original a un tono claro su piel.
Luego de esa fecha, la obra no había sufrido ninguna alteración hasta antes de dos mil doce. En la imagen debajo vemos el antes y después de la restauración.
El documento resultado del análisis continúa con las siguientes observaciones:
Cuando se aplicó la nueva base se modificó el volumen y el tamaño de la pieza, cambiando con ello la expresión del rostro [ver imagen], la forma de su boca y de las manos. En la fallida restauración, continúa el acta, se descuidaron la forma de las tallas perdiendo los detalles en su pie y cabello.
Para Elisa del Carmen Ávila Rivera, especialista del INAH, lo peor del trabajo artístico [léase con sarcasmo] fue la laca que le aplicaron a la figura ya que ésta le dio un acabado demasiado brillante disolviendo con ello los volúmenes y detalles.
Lo curioso es lo que comentó el vicario de la capilla a la prensa:
No denunciaremos ante el Instituto [INAH] ni penalmente a la persona responsable del trabajo [de restauración] bajo el cargo de daño al patrimonio cultural puesto que fue, para el sacerdote, un error de buena voluntad.
Ésto último resalta en la nota porque fue el mismo argumento que dio Cecilia Jiménez [la restauradora del original Ecce Homo/Mono] al mundo cuando fue difundido su fallido trabajo.
Imagen cabecera | Art-Eater
Nota de prensa | E-Consulta
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