Un miércoles de ceniza más.
El nueve de marzo de dos mil once inició para el mundo católico la cuaresma, un tiempo, dice la iglesia, de conversión y arrepentimiento para vivir como se debe la semana santa pero sobre todo los llamados días santos o más específicamente el triduo pascual [jueves, viernes y domingo de resurrección] donde se recuerda la pasión, muerte y resurrección del mesías cristiano.
Como buen católico que soy -o más bien, que intento ser- acudí como la mayoría de los bautizados a la imposición de ceniza, símbolo el cual representa arrepentimiento, deseo de conversión y de humildad al reconocer que de polvo somos y en polvo nos convertiremos aceptando, de este modo, la majestuosidad del creador.
Hasta aquí todo suena muy bonito pero, si me haces el honor de frecuentar este blog sabrás que siempre le saco un pero a todo, la cosa no es así de bella.
En teoría la persona que va a recibir la ceniza -con previa plática que consiste en la lectura del Evangelio y una breve homilía que invita al arrepentimiento- va en actitud de recogimiento y con el corazón abierto a vivir el camino de preparación [llamado cuaresma] a la conmemoración del fallecimiento y resurrección del fundador de la religión cristiana; eso nos dice la teoría aunque la realidad es otra muy distinta.
Ese día es, no estadísticamente pero a ojo de buen cubero -a mero tanteo-, el día que más asisten las personas al templo, de hecho creyentes de la Iglesia romana que nunca se paran ni a una misa dominical al año son los primeros en correr a la iglesia más cercana para que les pongan la cruz de cenizas de palmas y/o estampas viejas de santos y decirse a sí mismos: ya cumplí con el mandato.
Tristemente este día es solo eso: cumplir con algo que "impone" o manda la Iglesia. Las personas -la mayoría- que asisten a este acto público lo hacen más como mera costumbre familiar que por un deseo de conversión. Este día no es para dicha mayoría -aclaro que no todos lo hacen así- que el inicio de la cuenta atrás para las primeras vacaciones del año ya que acá en México -y creo en otros países- los estudiantes descansan de sus clases tanto la semana de pascua como la santa así como en algunos centros de trabajo.
Sería genial que tales vacaciones sirvieran como oportunidad para los miembros de la Iglesia de vivir plenamente la celebración de los días santos, esto supongo fue el origen de esos días de asueto escolar y laboral, pero en realidad para muchos católicos estos días son dedicados al ocio, a la diversión y a llenar las playas para tirarse frente al sol.
Sé que tengo muchos lectores ateos así como agnósticos y creyentes de diversos credos, tanto cristianos católicos como los cristianos mal llamados -pienso yo- protestantes, y redacto éstas líneas en pro de una reflexión positiva concluyendo con lo siguiente:
Si sos católico y asististes a tal acto público recuerda el verdadero sentido que tiene el que te marquen una cruz en la frente. Si al contrario eres cristiano te puede servir este día para comenzar tu cuenta atrás hacia los días en los que se recuerda la pasión, muerte y resurrección de tu señor. Si por el contrario eres ateo o agnóstico ¡motívate! ya que te faltan solo cuarenta días para descansar un poco.
Este día, como ves, puede marcar muchas cosas. Les invito pues a que cada quien celebre este miércoles de ceniza de acuerdo a la creencia -o razonamiento- que dicen seguir.
Imagen | Usa Army
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