¡Homero y Bart son católicos!
Cuando leí esta frase entre mis noticias de la red lloré… pero de risa; primero por la afirmación, segundo por quien lo hizo y tercero porque es claro que la familia amarilla no cree en el dios católico.
El diecisiete de octubre del presente (dos mil diez) el diario oficial del Vaticano (L’Osservatore Romano) publicó un artículo donde cita un estudio hecho en dos mil cinco por el jesuita Francesco Occhetta que concluye a raja tabla que la típica familia norteamericana hecha dibujos animados es sin más de credo católico argumentando que las humillaciones que recibe Ned Flanders (un personaje evangélico fanático que siempre me hace reír) por parte de Homero además de sus ronquidos en la iglesia presbiteriana de Springfield son una crítica sutil o una blasfemia injustificable al credo protestante. ¡Vaya locura de artículo!
¿En qué se basan para decir tan tremenda herejía?
El sacerdote jesuita (de cuyo artículo se basan las declaraciones del diario del Vaticano) se apoya en un único capítulo (el 205) de toda la serie de la familia amarilla: dicho programa fue el último emitido dentro de la decimosexta temporada; en el Bart y Homero sólo consideran convertirse en católicos pero nunca lo hacen aunque cabe destacar que la frase final del hijo del amante de las rosquillas me encantó: “todo es cristianismo (refiriéndose a protestantes y católicos) y por pequeñas que sean las diferencias ambas religiones tienen muchas similitudes.
Algo que me espanta dentro de las declaraciones del artículo del diario del Vaticano es una de sus frases: “Los padres no deben temer que sus hijos vean las aventuras de los hombres de amarillo”; mucho se ha hablado (desde que yo recuerdo) de que si The Simpsons son o no caricaturas para niños, no está demás decirlo: ¡no lo son! Si bien es una serie hecha de dibujos animados no está enfocada al público infantil pues en ella además de los asuntos religiosos que toca a los que tanto alarde el periódico romano aborda temas relacionados al sexo, a la mafia, a la homosexualidad… cosas no aptas para los pequeños de la casa sino para mentes maduras que ya saben qué es bueno y qué no. Algo que también es bueno mencionar es que Matthew Abram Groening (Matt Groening), autor de la serie, se confiesa agnóstico.
En realidad existen dos series norteamericanas que me encantan: Los Simpson y South Park, ¿por qué? Precisamente por el humor ácido algo hereje que tocan y es ese conocimiento en dichas series lo que me hace decir que estas no son católicas ni mucho menos en algún sentido religiosas; si tocan temas relacionados con asuntos divinos es para hacer mofa de ello y porque les guste o no a los ateos, agnósticos y miembros del abanico de religiones existentes, el fenómeno religioso es algo inherente y que forma parte, para bien o para mal, de la sociedad.
Y si dicen el Vaticano (los editores del diario) que Homero es católico que se pongan a ver primero la televisión; hay unas declaraciones de Homero en uno de sus más recientes capítulos, para ser exacto el capítulo dieciocho de su temporada 21, emitida a inicios de este dos mil diez: “la fe es lo que se tiene en lo que no existe.”
Como dato cultural para los encargados del L’Osservatore Romano: Lisa es budista, Marge presbiteriana al igual que su esposo e hijos Bart y Maggie aunque los dos miembros masculinos de la familia son más bien como creyentes a conveniencia.
El productor de la serie, Al Jean, aclaró: “Nosotros hemos mostrado muy claramente que Homero no es católico. No creo que él pueda no comer carne el viernes santo al menos por una hora” aunque cabe reconocer que a pesar de que la familia amarilla es una familia disfuncional siempre luchan –y consiguen– permanecer unidos a pesar de las adversidades, algo que puede servirnos a todos como modelo de vida en esta sociedad quienes ante las primeras dificultades prefieren la destrucción del núcleo familiar antes que luchar por mantener el vínculo.
Imagen | Nerea Marta El productor de la serie, Al Jean, aclaró: “Nosotros hemos mostrado muy claramente que Homero no es católico. No creo que él pueda no comer carne el viernes santo al menos por una hora” aunque cabe reconocer que a pesar de que la familia amarilla es una familia disfuncional siempre luchan –y consiguen– permanecer unidos a pesar de las adversidades, algo que puede servirnos a todos como modelo de vida en esta sociedad quienes ante las primeras dificultades prefieren la destrucción del núcleo familiar antes que luchar por mantener el vínculo.
Información | Los Andes
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