Fe y tecnología. ¿Qué tanto?
La llegada de los teléfonos inteligentes (smartphones), el boom que ha tenido el Internet en esta década del naciente siglo veintiuno, la falta de identidad religiosa de la mayoría de los seres humanos o el cómodo y fácil acceso a una computadora ha originado que las religiones y los nuevos movimientos religiosos (mal llamados sectas) focalicen su atención a donde está la gente y sobre todo, donde vivimos los jóvenes: el ambiente 2.0 (el Internet o el mundo móvil) Pero, ¿qué tan bueno es esto?
Y no me mal entiendan pero creo que todo en esta vida debe de tener ciertos límites o al menos, pautas que nos permitan no perder pisada. Leamos, querido lector, algunos ejemplos del uso que se le está dando a los teléfonos inteligentes por parte de las variadas religiones:
El iPray (yo rezo), disponible para el iPhone, permite mandar recordatorios con alarma para indicarle al feligrés la hora para rezar (recordemos que los árabes rezan obligatoriamente cinco veces al día) además de incluir una brújula para orientar dónde está la Meca (los musulmanes tienen que rezar orientados a la Meca, su lugar sagrado).
Para el teléfono de Google (Android) existe el AlSalawat, una aplicación que viene siendo un compendio de oraciones populares árabes. También en la store (tienda) de aplicaciones del Android se puede descargar una aplicación para escoger un nombre musulmán para un bebé. También, como no, encontramos la versión oral del Corán para ambos teléfonos inteligentes.
Para los judíos en 2007 salió un celular considerado Kosher que a resumidas cuentas bloquea los móviles para que no reciban ni realicen llamadas o menajes los días sábados (recordemos que para los hebreos el shabbat es una día de guardar).
También para el teléfono de Apple existe una aplicación llamada Shabbat Shalom que avisa, dependiendo la geografía de ubicación del móvil, la hora para encender las velas y/o las festividades que tienen que celebrar los judíos. También cuentan con una aplicación que les permite elegir entre la comida callejera, cuando están de viaje los fieles, cuál no atenta contra sus costumbres.
Los budistas cuentan también con diversas aplicaciones: el Zazen, una guía de poses meditativas; el iShrine, que nos permite visualizar un altar budista para estar más en sintonía a la hora de meditar, el iQuotable Buddha con frases célebres de Gautama (nombre de pila de Buda).
Si lo vemos desde una perspectiva objetiva podemos considerar que estas aplicaciones son buenas o al menos en teoría parece que pueden lograr cosas importantes: que a pesar de a modernidad el ser humano siga fiel a sus costumbres religiosas pero, siempre saco un pero a todo, ¿hasta dónde limitar o no el uso de la tecnología con la fe de las personas?
El otro día platicaba –vía chat– con el encargado de un proyecto muy interesante en la Internet. Existe un programa-software gratuito llamado E-sword (o espada electrónica) desarrollado por Rick Meyers (profesor de Biblia protestante) en inglés aunque actualmente ha sido traducido a veintiún idiomas con un promedio de nueve millones de descargas desde el año dos mil.
El objetivo de Meyers fue brindar un medio accesible y gratuito para que las personas estudiaran la Sagrada Escritura. La iniciativa ha tenido un éxito rotundo y ha hecho, por la facilidad del programa, que se creen aplicaciones para el mismo. Los católico, protestantes mismos y otras denominaciones religiosas han hecho su parte y actualmente se pueden encontrar Biblias católicas o de otras denominaciones con comentarios, diccionarios, libros, etc. Sin duda, un proyecto ambicioso y que ha generado frutos.
El joven que les mencionaba con el que platiqué, seminarista por cierto, es el encargado de elaborar y subir a la red material –católico-– en español para dicho software. Cuando platicaba con él le exponía el hecho de que sí, es bueno tener al alcance muchas Biblias y cosas de formación pero que estaban descuidando una parte elemental: la doctrina, formar y enseñar. Y es que, hablando ya como católico, nosotros no sólo leemos la Biblia, la interpretamos en base a lo que nos enseña el Magisterio y la Tradición Apostólica.
Concluí entonces en que el chico (joven) está obsesionado en subir material pero sin formar a sus posibles muchos lectores sobres las enseñanzas de la Biblia, y es que como comento arriba: la Biblia tiene que ser leída bajo la guía y tutela de las enseñanzas de la Iglesia. Esta charla me hizo recordar una cita bíblica:
El ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el mediodía, por el camino que por el desierto baja de Jerusalén a Gaza. Púsose luego en camino, y se encontró con un varón etíope, eunuco, ministro de Candace, reina de los etíopes, intendente de todos sus tesoros” Había venido a adorar a Jerusalén, y se volvía sentado en su coche, leyendo al profeta Isaías. Dijo el Espíritu a Felipe: Acércate y llégate a ese coche. Aceleró el paso Felipe; y oyendo que leía al profeta Isaías, le dijo: ¿Entiendes por ventura lo que lees?" El le contestó: ¿Cómo voy a entenderlo, si alguno no me guía? Y rogó a Felipe que subiese y se sentase a su lado. (Hch 8, 26-31 / Traducción tomada de la Biblia Católica Nácar-Colunga)
Está bien que se quiera aprovechar el éxito tan impresionante que están teniendo las diferentes maneras de comunicarse (llámese Facebook, Twitter, Blogs, Iphones, Androids, Smartphones, Internet, Ordenadores [computadoras]) pero si sólo le brindamos a la gente el contenido para que ellos lo interpreten y lo usen libremente los estamos conduciendo a un abismal error y sobre todo, es un pasaporte seguro al fanatismo. Tanto el Corán como la Biblia son libros espirituales que no pueden –ni deben– ser leídos como un libro más, del mismo modo las aplicaciones de los teléfonos inteligentes que motivan al culto tienen que ser guiados por el ministro propio del culto.
Respondiendo la pregunta que da origen al post: ¿qué tanto unir la tecnología con la fe? Sólo lo necesario, recordemos que la tecnología puede ser usada como fin o como medio: como el medio que nos conduce a algo o como el fin al que queremos llegar. Si seguimos brindando elementos a lo loco sin brindar una guía espiritual -en cualquier religión- lograremos que las personas utilicen tanto los teléfonos como los programas de computadora como el fin para llegar a su dios y no usaremos la tecnología como lo que es: un medio para incitar al culto y, ya en el culto, llegar a la divinidad.
Imagen | Tregenza
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