¿Qué es la felicidad?
Esta imagen me hizo cuestionarme sobre lo que se entiende actualmente por la felicidad. Los libros de ciencias sociales concluyen que el fin del ser humano, su objetivo mientras vive es ser feliz pero ¿cuándo un hombre es feliz?
La Real Academia de la Lengua Española define la palabra felicidad como un estado de grata satisfacción espiritual y física ó como la ausencia de inconvenientes o tropiezos. Si descartamos esta definición y buscamos en la muy amada –u odiada– Wikipedia leemos que la felicidad es un estado de ánimo que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada y buena. Tal estado propicia paz interior, un enfoque del medio positivo, al mismo tiempo que estimula al individuo a conquistar nuevas metas. Es definida como una condición interna de satisfacción y alegría. La filosofía por su parte nos dice que un hombre es feliz si se autorrealiza, si es autosuficiente o si es capaz de experimentar placer –en el buen sentido– y con esto lograr evitar el sufrimiento mental y/o físico.
Ante estas posturas tan variadas puedo concluir que la felicidad es algo subjetivo ya que cada quién será feliz –o llegará a ese estado– cuando logre alcanzar, en lo individual o colectivo, diferentes objetivos aunque una interrogante se asoma con este tenue intento de filosofar: ¿la felicidad es algo –pasajero– a lo que se llega cuando se obtiene algo ó por el contrario, es un estado –permanente– de vida?
Detengámonos un momento para ver a detalle la imagen que encabeza este artículo: un joven asiático sostiene un iPad en el interior de una Apple Store; su camiseta tiene una leyenda y fueron estas palabras las que originaron esta reflexión: I buy Ipad. No 1 [Compro Ipad. Número 1]. De esta manera vemos como el hecho de haber comprado este artilugio le produjo una enorme sonrisa al chico pero ¿por cuánto tiempo? ¿una semana, quince días, un mes? No le doy más de vida a esta sensación tan tonta, a mi parecer, de felicidad.
Y cuando esa felicidad se termine ¿qué hará a este joven geek de oriente feliz? ¿Ir por la nueva iMac ó comprarse el iPhone 4? Y ya que lo obtenga… ¿cuál y por cuánto tiempo será su estado anímico? ¿Tendrá que comprar cada nuevo gadget de la compañía de Steve Jobs para sonreír? Tristemente creo que sí, al menos ese parece ser el caso, hipotéticamente, del joven de la foto. Y entonces ¿cuál sería una posible conclusión a la pregunta? Adquirir cosas día a día para ser feliz. Creo que no.
Si bien este artículo lo comencé a redactar hace ya más de una semana no fue terminado ni publicado cuando hubiese querido debido a problemas de salud. El lunes cuatro de octubre [del dos mil diez] me internaron en el hospital por seis días y aunque estoy dado de alta [ya en mi casa] las cosas todavía no están al cien con respecto a mi salud pero no quiero perder el hilo conductor de este post.
Según analizábamos líneas anteriores, la felicidad es la satisfacción a un deseo de conseguir algo pero, uso mi caso como un ejemplo, en el hospital sonreía, estaba tranquilo y las personas que me trataron se preguntaban cómo era posible que ante una situación tan adversa, tanto mi mamá como yo, estuviéramos tan en paz. Es ahí donde puedo decir y aterrizar el hecho de ser feliz. Unos podrían esperar sanar para, obteniendo su cura, ser felices, pero yo, pese a todo, soy y sigo siendo feliz aunque mi estado de salud no esté al cien por ciento ¿Por qué?
Porque para mi la felicidad no es el sólo llegar a una meta u obtener algo sino un estado de vida que disfrutamos y potencializamos. Desde un punto de vista metafísico puedo decir que soy feliz porque creo y confío en Dios [lo menciono pese a que el blog intenta ser laico] y mi felicidad la obtengo de la paz que me brinda mi Creador. Algunos, muchos quizá, podrán sobre esta declaración postular el hecho del cómo un Dios amoroso como predicamos en mi religión [católica romana] permite el dolor de una de sus creaturas pero el sufrimiento puede ser visto desde diferentes “ojos” además, el ser humano por naturaleza tiende al dolor, es algo natural en él o a poco ¿ninguno de ustedes, amables lectores, a llorado alguna vez?
A pesar de eso, un ateo, agnóstico o un politeísta puede ser feliz de la misma manera que yo ya que mi forma de vivir no es algo exclusivo ni reservado a los teístas ya que un hombre puede, según yo, considerarse dueño de o vivir con felicidad en la medida que se acepta, se ama a sí mismo, al prójimo y busca ante todo el bien de los demás.
Ése es para mí el secreto de la felicidad, la verdadera, duradera y palpable sensación de ser feliz.
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