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Jesucristo: ¿estaba loco?

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De haber existido muchos cuestionan el hecho de que Jesús de Nazaret haya o no sido una persona cuerda. Está de más, considero, divagar sobre el hecho ya que es imposible hacer una imagen psiquiátrica de un ser humano que vivió, si lo hizo, hace tanto tiempo y de quien se conocen tan pocos datos pero eso no ha limitado a que más de algún especialista se tornara a la aventura de generar diagnósticos de alguna, o algunas, patologías psiquiátricas del Jesús bíblico.

Históricamente al personaje se le han asignado dos enfermedades principales: demencia y epilepsia. Algunos otros lo han catalogado de religioso fanático con alucinaciones e incluso paranoia. Intentar analizar, críticamente, su conducta es errado ya que además de la evidencia, casi nula, con la que se cuenta, se tiene que adentrar al pensamiento cultural del hombre judío de la época, algo casi imposible para el occidental actual.

Donald S. Havis [Don Havis], activista político norteamericano, publicó en dos mil uno [abril] una investigación sobre la salud mental de Jesucristo en donde recopila, en ocho apartados, lo que podría considerarse pruebas del estado psíquico, alterado, del hijo del carpitero José al que mucha gente hoy adora como la segunda persona de la trinidad cristiana.

Dicha evidencia [tomada directamente de los cuatro evangelios canónicos] es la misma que han tomado diversos investigadores, entre finales del siglo diecinueve e inicios del veinte, para fundamentar sus observaciones acerca del estado mental del Jesús histórico.

El autor de la recopilación, y yo me uno a él, espera que el lector sea quien saque por sí mismo sus propias conclusiones. La clasificación de síntomas [más adelante adentro, rápidamente, en cada uno de ellos] principales es la siguiente:

1.- Alucinaciones [auditivas y visuales].
2.- Limpieza [purificación] del Templo.
3.- Maldición a la higuera.
4.- Explosiones verbales y llamados a la violencia.
5.- Relación con su propia familia.
6.- Creencia de familia y contemporáneos acerca de su estado mental.
7.- Exaltación autoconsciente sobre su mesianismo.
8.- Llamada a la automutilación.

Primer síntoma, alucinaciones: diversos psiquiatras han el hecho del bautizo de Jesús como uno de los episodios más notables de visiones; la voz que escucha al concluir el rito y la paloma que observa el bautizado descender del cielo conforman la visión.

Otra situación apremiante para el declarado Mesías es el ángel que ve para fortalecerse en el huerto de Getsemaní; la siguiente ilusión usada como argumento de demencia es la que tiene, en el desierto, de Satanás y su subsecuente tele transportación a Tierra Santa y a la cima de un monte.

Segundo síntoma, su conducta en el Templo: el arrebato emocional de Jesucristo al volcar a los mercaderes del lugar santo judío y el haber empleado, según Juan, un látigo ponen para algunos analistas en tela de juicio su salud mental.

Tercer síntoma, la higuera: el problema con este suceso [la maldición del arbusto por no tener frutos] es que sucedió, según los relatos, poco después, a la mañana siguiente, de lo sucedido en el Templo. Algunos apologistas [intérpretes bíblicos] atribuyen el hecho como una metáfora sobre la fe, y la grandeza de la misma pero los analistas mentales catalogan incluso la analogía como demente ya que, dicen, de ser verdad, algún cristiano ya hubiese movido un cerro, como lo vocifera Jesús a sus discípulos para explicar el por qué la maldijo [ver Mateo 21, 21].

Cuarto síntoma, incitación a la violencia: se suele usar el capítulo veintitrés de Mateo como aquél que muestra la evidencia más clara acerca del uso de palabras injuriosas ya que habla, nada tierno, de escribas y fariseos. 

El llamado a la violencia, según los psiquiatras, son sus famosas palabras No he venido a traer paz a la Tierra [rescatadas en Mateo 10, 34 y Lucas 12, 49] además lo que toca fondo en lo que respecta a la incitación agresiva son las palabras de Jesús en el capítulo veintidós, versículo treinta y seis, del llamado Evangelio de la infancia [Lucas] donde se atribuyen como suyas las palabras El que no tenga espada, que venda su manto y compre una.

De igual forma el episodio rescatado en Juan acerca del látigo empleado en el Templo forma parte medular de la sección agresiva del expediente clínico mental de Jesús el nazareno aunque un aparente deseo por la muerte de quienes no comparten su doctrina [en Lucas 29, 27] engrosa la evidencia agresiva.

La parábola de Lázaro y el hombre rico además de las constantes descripciones de los tormentos que les esperan a los pecadores en el infierno, aprobar dichas torturas, son actitudes que los analistas no ven como favorables para una persona mentalmente sana. 

Quinto síntoma, relaciones familiares: la interpretación literal de Lucas catorce, versículo veintiséis, forma parte del expediente clínico de Jesús por su Si alguno no aborrece a sus padres no puede ser mi discípulo aunado al ¿Qué tengo que ver contigo? dirigido a su madre y su evidente, según los psiquiatras, paranoia de que sus familiares son sus enemigos además de la negación a uno de sus amigos para asistir al funeral de su padre con la frase Dejad que los muertos entierren a los muertos.


El no haber obrado milagros, en su ciudad, como consecuencia de la incredulidad de sus parientes es otro de los argumentos empleados.

Sexto síntoma, lo que otros creían sobre su estado de salud mental: la afirmación de una mutiltud acerca de que estaba endemoniado, en Juan siete-veinte, afirma la teoría aunque el argumento que lo refuerza es la solicitud de sus contemporáneos a no escucharle porque esta poseido, en el mismo Evangelio pero en el capítulo diez, versículo veinte.

La traducción literal, tomando el griego, de los versículos 22 y 23 del tercer capítulo de Mateo, fortalecen la idea. En el, la palabra loco [asignada por los familiares de Jesús a su persona] se traduce, textualmente, como demente o estúpido además el término empleado en los manuscritos originales [mainomai] e interpretada como loco o locura también significa manía, delirio o insensato.

Séptimo síntoma, exaltación mesiánica autoconsciente: el egocentrismo de Jesús, sobre todo exaltado en el cuarto Evangelio, fortalecen dicha hipótesis además de los claros pasajes en donde se autoproclama el Elegido o Enviado por dios; su solicitud, en algunos casos, explícita de guardar silencio sobre la identidad que él se adjudica pone aún más en tela de juicio su estado mental: el bipolarismo es cuestionando por los analistas.

Cabe resaltar que existen posturas encontradas por el hecho de que los apologistas consideran el texto de Juan como a histórico y que las declaraciones vertidas en el texto no son una colección de dichos de Jesús sino confesiones Cristocéntricas del evangelista a sus futuros lectores aunque para la mayoría de los cristianos [sobre todo del catálogo denominado protestante] lo narrado en los cuatro Evangelios es Palabra de dios y por tanto, los analistas lo refieren como evidencia de un ego alterado.

Último [octavo] síntoma, invitación a la automutilación: Mateo 19, 12 y su referencia a los enucos y su acto heroico, por el reino de dios, de mutilarse, forma parte de la evidencia irrefutable del argumento. Se une a la lista el Si tu ojo es ocasión de pecado, sácatelo [del capítulo cinco del mismo Evangelio] y el Más vale entrar cojo al Reino de los cielos... [invitación del capítulo dieciocho de Mateo].

Claro, la evidencia es analizada por los especialistas en salud mental concluyendo en la literalidad [negada por algunos apologistas] de los cuatro textos fundamentales [y biográficos, por decirlo de algún modo] de Jesús, el Mesías cristiano.

Catalogar a alguien como demente por lo que algunos textos dicen de él es, en mi opinión, errado, pese a que dichos textos son, para algunos, Palabra Inspirada o de dios. Lo que muchos cuestionan es el hecho de qué partes y cuáles no pueden ser analizadas literalmente ya que, esa disyuntiva, deja muchas lagunas en relación a la salud mental del hombre de quien tanto se ha escrito y quién, irónicamente, no escribió ningún texto.


¡Ah, por cierto! El haber escrito en la arena y el usar saliva como agua para formar barro y posteriormente emplearlo como vía para una curación también es visto como un acto demente.

El resumen que les he presentado es tomado, y adaptado, de la traducción de la edición de abril-junio de la Revista de la Alianza Internacional de Ateos publicada en dos mil uno. Para ver el texto en español  [rescatado en agosto de dos mil diez] pueden ingresar al sitio Psiquiatría Punto Net


Si desean consultar el escrito original [en inglés] el grupo de ateos de san Francisco [California, EU] lo comparte en pdf bajo el título Investigación sobre la salud mental de Jesús: ¿estaba loco?
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Imagen | Wikimedia

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